Enseñar respeto es algo que preocupa a las familias y está dando un giro importante en la sociedad actual.
¿Por qué es importante que sepan respetar? La diversidad es cada vez mayor y debemos construir una sociedad saludable para convivir con tolerancia.
No se puede pretender que sea solo la sociedad o el exterior quien inculque respeto a los niños. Es muy importante trabajarlo en la familia porque educar implica también educar en el conocimiento de uno mismo. Saber cómo somos para entender que todos tenemos los mismos derechos.
Esta premisa no es nueva en la educación de los hijos. Es importante no pensar que son pequeños y que ya lo haremos, puesto que son valores básicos que van a construir un buen andamiaje en el interior de cada niño para lograr que sean buenas personas.
Muchas familias viven en su burbuja y se esfuerzan para que sus hijos no sufran y eviten riesgos. Pero vivir en una única realidad limita conocer otros entornos y situaciones. El desconocimiento los puede llevar a pensar que su realidad es la válida y correcta y el resto no.
Es muy importante enriquecer a los niños con el conocimiento de la diversidad y las cosas buenas de cada una de las personas que la componen.
Enseñarles a respetar a los demás con sus casuísticas propias y no pensar que sólo lo suyo es lo mejor o lo correcto.
Hacerles ver que, a pesar de que algo no les guste, deben saber respetarlo. No todos piensan lo mismo, ni les gustan las mismas cosas. Justo en esa diversidad es donde emana la riqueza de una sociedad plural.
Todo esto debe estar acompañando de una gran comunicación entre los padres e hijos y de un ejemplo por parte de los padres. No se puede pretender que aprendan respeto si no lo ven en casa, con los propios padres.
Algo que también es importante trabajar desde casa es el respeto hacia los mayores.
Si preguntáramos a cualquiera de nuestros ancianos sobre cambios significativos que perciben en la educación, no existiría mucha discrepancia en que, el respeto a los mayores y el modo en que los niños y jóvenes tratan al adulto, es uno de los cambios mas significativos y notorios.
Hace ya varias generaciones el respeto a los mayores se daba totalmente por hecho, no se concebía que no fuera así. Desde muy pequeños se aprendía que, a los adultos, por el simple hecho de serlo, se les tenía que respetar y que su palabra tenía más valor cuanta más edad tenían.
Prácticamente, este hecho se trabajaba casi como si fuera de manera innata porque era la única opción, no cabía otra manera de actuar con un adulto.
El respeto, en muchas ocasiones, venía asociado a una autoridad más extrema o disciplinaria. Se llegaba incluso a utilizar muchas consignas lingüísticas del tipo “esto es así porque lo digo yo y punto”, “lo decido yo que soy mayor”, anulando, en todo momento, la posibilidad de rebatir una norma al adulto, dialogar sobre una orden o poder ofrecer otra alternativa.
En educación, conforme se han ido produciendo cambios en los estilos educativos se ha ido pasando de un autoritarismo a sistemas más permisivos.
Un cambio significativo dentro de los estilos educativos ha sido dar la oportunidad a los niños de opinar, pensar o transmitir su criterio.
Se ha introducido la conversación y el diálogo, teniendo en consideración al niño. Este aspecto es muy positivo. Se consigue que los niños aprendan a hacer las cosas de manera razonada, que entiendan por qué deben hacerlo y no que sea por imposición o incluso por miedo a las consecuencias que pueda tener no hacerlo.
Pero hay que saber utilizar el dialogo con cierto equilibrio. El adulto siempre debe ser quien controle la situación porque si no es así se puede llegar a un permisivo peligroso y ser el niño quien domine dicha situación e incluso se pueda llegar a perder la autoridad y, como consecuencia, el respeto al adulto.
Este cambio, en los estilos educativos, ha influido en el respeto a los mayores, hasta el extremo de estar, los niños, cuestionando constantemente las decisiones de los adultos, no valorando sus opiniones, ni haciendo caso a lo que transmiten.
Además, de este cambio en el estilo educativo, tampoco ha beneficiado, con respecto a los adultos, el hecho de pensar que simplemente por ser adultos tenemos ganada la autoridad y tienen que ser respetados.
Esto significa que la autoridad y el respeto no vienen con el título de padre, abuelo o adulto en general, sino que nos la tenemos que ganar. Hay que demostrarles que aquello que les hacemos o pedimos es por su bien. Que tenemos criterio para decidirlo, cosa que ellos, por su falta de experiencia o madurez igual no lo tienen.
Tenemos que tratar de ganarnos su confianza siendo un buen ejemplo para ellos. Que vean que a pesar de que lo que les pedimos no es lo que ellos esperan, se lo decimos por su bien.
Este punto es difícil de lograr, puesto que de manera interna les gustaría hacer las cosas de otra forma. Pero, en cambio, deben hacerlo del modo que nosotros les sugerimos.
Si trabajamos esta autoridad y respeto desde que son pequeños cuando todavía no tienen mucho criterio, ganamos su confianza y, además, sentirán que estamos a su lado y que les apoyamos de manera incondicional.
En el momento que crezcan y empiecen a cuestionarse ciertos aspectos, a pesar de que no estén de acuerdo, primará la confianza por encima de todo.
Tenemos que pensar que nos debemos ganar ese respeto, pero también hay situaciones en las que es difícil hacerles entender que la decisión tomada es lo mejor para ellos.
Es por esto que nos encontraremos con situaciones en las que las cosas serán como nosotros marquemos porque es lo mejor para ellos. Somos adultos y tienen que tratar de confiar en nosotros.
Hay explicaciones que, según la edad que tengan, no van a entender, por lo que sólo les queda confiar y obedecer lo que se les dice.
Es importante, reflexionar sobre ello para hacer hincapié en la importancia de enseñar a los niños, desde muy pequeños, a respetar a las personas, en general, y saber transmitir el respeto al adulto con autoridad moral.
Esta autoridad estará basada en una educación en la que prime la exigencia con cariño.
Un 13 % de niños y adolescentes de entre 10 y 19 años tiene un trastorno mental diagnosticado, según el informe de UNICEF sobre el estado mundial de la infancia. Este informe apunta además que el suicidio es la cuarta causa principal de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años.
En España, la ansiedad, la depresión, las ideaciones suicidas, las autolesiones, los trastornos de alimentación, el abuso de las tecnologías y el consumo precoz de pornografía alcanzaron cifras récord durante la pandemia.
Las escuelas son esenciales para que se adquieran conocimientos y habilidades socioemocionales, como autorregulación, resiliencia y pensamiento crítico, porque sientan las bases para un futuro saludable.
En el Libro Blanco de la Salud Mental Infanto-Juvenil del Consejo General de la Psicología de España también se señala la importancia de acciones preventivas desde el contexto escolar.
Es un marco excelente para promover competencias, prevenir dificultades e identificar precozmente los problemas. Es una sociedad en miniatura donde, además de las actividades académicas, se producen importantes experiencias sociales en las relaciones con el profesorado y con los iguales.
En la escuela se sigue dando mucha importancia a los aspectos intelectuales clásicos (razonamiento abstracto, memoria) y al rendimiento académico. Pero la educación integral implica educar no solo cabezas, sino también corazones y relaciones, por las siguientes razones:
El proceso de enseñanza-aprendizaje es, en buena parte, interpersonal y se necesita buen clima emocional y social para enseñar y para aprender.
El aprendizaje implica procesos cognitivos, emocionales y sociales.
La inteligencia emocional es predictor de rendimiento académico y éxito escolar.
Las emociones están involucradas en los aspectos cognitivos (atención, memoria, razonamiento, toma de decisiones), en las conductas (lo que hago y digo), en los vínculos interpersonales (con quién me relaciono), en la salud física (problemas psicosomáticos) y en la salud mental.
Es una potente herramienta para la mejora de la convivencia y la prevención de la violencia.
Sin embargo, las emociones y las relaciones suelen estar fuera del currículum intencional y sistemático.
La educación socioemocional trabaja competencias socioemocionales y aborda contenidos como: comunicación y dialogo, empatía, asertividad, prosocialidad, gestión de emociones propias y ajenas (identificar, comprender, expresar, regular), solución pacífica de conflictos, resiliencia y afrontamiento de situaciones interpersonales complejas.
Utiliza una metodología activa y participativa con un conjunto de técnicas y estrategias conductuales, cognitivas, de dinamización de grupos y de educación en valores, para facilitar la puesta en práctica, mantenimiento y generalización de las conductas que se trabajan.
Lo hace con sesiones estructuradas y periódicas en el aula de referencia, y también con actividades transversales insertadas en las distintas áreas del currículum y actividades escolares. Además, se incluyen actividades de generalización y transferencia para aplicar lo aprendido fuera del contexto de aula.
Este trabajo debe ser planificado y sistemático con objetivos claros. Se trata de un entrenamiento riguroso y prolongado a lo largo de la escolaridad, en el que debe implicarse la comunidad educativa y las familias. El resultado óptimo es una escuela acogedora, inclusiva, que fomente el bienestar y los vínculos y relaciones positivas y satisfactorias entre alumnado, familias y docentes.
El sistema educativo necesita cambiar su paradigma para que incluya además de la adquisición de conocimientos, la promoción de competencias y habilidades para la vida, el bienestar, la salud mental y la resiliencia.
Es preciso optimizar las valiosas actividades y programas que se desarrollan en los centros, tanto en las materias como en temas de tutoría, programas de convivencia, acogida, igualdad, diversidad, recreos enriquecedores, etc., incorporando transversalmente estrategias y actividades socioemocionales.
Y todo ello en colaboración estrecha con las familias por medio de tutorías, charlas, talleres y deberes emocionales.
En España se aprecia un interés creciente. Hay grupos de investigación universitarios como el Laboratorio de Emociones (Universidad de Málaga), el Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y Prevención de la Violencia (Universidad de Córdoba) o el Grupo de Investigación en orientación psicopedagógica (Universidad de Barcelona).
Se han desarrollado diversos programas de prevención e intervención en temas de inteligencia emocional, habilidades sociales, convivencia y acoso con resultados estimulantes y buena acogida por el profesorado, como son: PEHIS, PAHS, INTEMO y CYBERPROGRAM 2.0.
Se espera que el profesorado directamente implicado en estas actividades posea un perfil socioemocional adecuado, buena capacidad comunicativa, que gestione bien las emociones y sea competente en las conductas que va a enseñar.
Sin embargo, la formación inicial en estos temas en las universidades suele ser insuficiente e inadecuada (¡sigue siendo teórica!) por lo que será necesario enfatizar la formación permanente. Si consideramos que la docencia es profesión de riesgo de estrés, burnout y ansiedad, esta formación continuada en aptitudes socioemocionales puede contribuir al bienestar y la satisfacción del profesorado.
“A pesar de todo, los gobiernos y las sociedades no están destinando suficientes recursos a promover, proteger y cuidar la salud mental de los niños, los jóvenes y sus cuidadores”.
Informe sobre el estado mundial de la infancia 2021, UNICEF.
Apuntamos algunos aspectos a desarrollar:
Mejorar la formación teórica y práctica del profesorado y otros profesionales educativos. Por ejemplo, desde el Consejo Escolar del Estado en coordinación con las comunidades autónomas se ha realizado recientemente un webinar sobre educación emocional.
Incentivar la innovación promoviendo experiencias prácticas y estimular la investigación favoreciendo el acercamiento del mundo escolar y el mundo universitario. Existen interesantes propuestas en los centros que necesitan ser contrastadas y recibir un respaldo científico.
Incrementar los recursos personales especializados, equipos psicopedagógicos, orientadores, con mayor presencia de psicólogos en los centros. La Comunidad de Madrid acaba de anunciar la creación de un equipo multidisciplinar para prevenir y mejorar la atención socioemocional en colegios e institutos.
Incorporar los temas socioemocionales en documentos oficiales y en la legislación, donde se aprecia falta de atención a la educación emocional
La LOMLOE considera la “competencia personal, social y de aprender a aprender” una de las competencias clave con que debemos dotar a los escolares y futuros ciudadanos. Para lograrlo, la educación socioemocional no puede quedarse fuera del currículo escolar una vez más.
Ojalá en el desarrollo concreto de la LOMLOE se incorpore decididamente como potente estrategia de bienestar, prevención y promoción de la salud mental desde la infancia.
El sentido del humor ayuda a pensar de manera racional, proporciona sentimientos positivos de alegría y felicidad y ayuda a superar y afrontar los problemas con energía y fuerza.
Las ventajas del buen humor son muchas, tanto físicas como mentales. Así, diversos estudios afirman que las emociones positivas protegen la salud cardiovascular, reducen los síntomas de cualquier enfermedad o nos ofrecen una mayor tolerancia al dolor.
Pero no solo es bueno para nuestra salud física, también para la mental, ya que el sentido del humor nos ayuda a pensar de forma racional, relativizar los problemas, desconectar y afrontar con más fuerza y ganas cualquier adversidad.
No obstante, el sentido del humor de los niños no es igual que el de los adultos ya que su capacidad de abstracción es mucho menor y la van desarrollando con el tiempo. Por eso, es esencial saber qué les hace gracia a cada edad para poder entender su sentido del humor y potenciarlo:
¿Cómo potenciar su sentido del humor?
Como hemos visto, el sentido del humor es fundamental para ser más feliz y superar las adversidades, así que es importante que lo potenciemos desde pequeños, siguiendo estas sencillas pautas: